Mi corporalidad es un santuario en movimiento y expresión constante, me ayuda a desplazarme a espacios donde pueda visitar la noche.

Soy un cuerpo que siente y que desea volar en cada sensación, que se alimenta y goza la vida.

Mi conciencia corporal está encaminada a ir reconociendo cada centímetro, respetando el camino recorrido y aplaudiendo que cada día viva y no solo sobreviva al finalizar el día.

No hay mensaje externo ni palabra que hiera, porque esta soy yo, así de libre, recociendo un cuerpo que abraza el erotismo y la espontaneidad, que se vive natural y recibiendo los años con alegría.

Liliana Herrera González